En México era una autoridad casi mística entre el mundo del narcotráfico. Sobre él pendía una recompensa de 5 millones de dólares. Había construido el mayor grupo criminal-industrial (el cártel de Sinaloa) sobre el modelo de la mafia. Y había aprendido la lección: para dominar es necesario hacerlo desde las sombra. Hoy se cierra una época.