
Rosalía Vergara(Proceso)
MÉXICO, D.F., 10 de julio .- Aun con los triunfos en Oaxaca, Puebla y Sinaloa, la coalición electoral PAN-PRD recibió fuertes críticas de perredistas y analistas políticos, algunos de los cuales consideran que la izquierda se está derechizando en su afán por frenar la carrera del PRI hacia Los Pinos. Sin embargo, Jesús Ortega y Manuel Camacho se defienden y aseguran: las alianzas son válidas porque la izquierda no puede permitir que el país retroceda a los viejos tiempos del priismo. Eso, arguyen, sería un grave descalabro para la democracia
.
La izquierda perredista se alió con la derecha panista para lograr dos objetivos: que el PRI no avance en su intento por recuperar la Presidencia en 2012 y evitar que el PRD se desdibuje en las preferencias del electorado y ponga en riesgo su registro en los estados donde tiene menos fuerza política.
El coordinador de Diálogo para la Reconstrucción de México (Dia), Manuel Camacho Solís, y el dirigente nacional del PRD, Jesús Ortega Martínez, sostienen que el propósito de fondo es que el país no retroceda al viejo sistema que los priístas impusieron durante más de siete décadas.
Entrevistados por separado, ambos hablan de la importancia de las alianzas que, dicen, ensayarán de nuevo el próximo año en el Estado de México, gobernado por Enrique Peña Nieto, el más fuerte aspirante del PRI a la Presidencia de la República para 2012.
Se trata, reiteran, de evitar que ese partido retorne a Los Pinos, de donde salió en 2000 tras unas elecciones en las que la ciudadanía optó por el “voto útil” y se inclinó por el panista Vicente Fox.
Sin embargo Camacho Solís y Ortega marcan sus límites y dicen que ellos no forman parte de la izquierda que “puede negociar” con Felipe Calderón; incluso niegan que se hayan reunido con él para establecer acuerdos en torno a las alianzas.
El PRD, insisten, no se está derechizando.
“Nos aliamos con un sector del PAN que comparte la idea de impedir el regreso al viejo sistema.
La política no debe verse sólo en negro o blanco.
Tiene matices”, plantea Ortega.
–¿Se está derechizando la izquierda? –pregunta la reportera a Camacho Solís.
–¡Por favor! Ese no es el punto.
El punto es si existes o no existes; si puedes ganar o no puedes ganar.
Aunque los entrevistados aseguran que la alianza no se repetirá en la elección presidencial de 2012, dicen tener claro que si la izquierda compite desunida no ganará.
El miércoles 7, el ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador anunció que en 2012 contenderá por la Presidencia.
Poco antes, el PT anunció que el tabasqueño sería su candidato.
Al día siguiente el jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, abordó el tema y dijo que la declaración de López Obrador es legítima porque él sólo trata de fortalecer el movimiento que encabeza; pero eso no rompe ningún acuerdo, afirmó.
Su comentario desató opiniones encontradas al interior del PRD.
El presidente nacional de ese partido, Jesús Ortega, recordó que el senador Carlos Navarrete y la gobernadora de Zacatecas, Amalia García, han dicho que ellos también buscarán ser candidatos de su partido a la Presidencia de la República.
Tanto Ortega como Camacho Solís reconocen que sólo unidos podrán vencer: “Si no tenemos a las izquierdas unidas en un proyecto, estaremos entregando la Presidencia al PRI en el 2012.
Si salimos divididos y presentamos dos candidatos, ¿quién nos va a hacer caso? Se van a burlar de nosotros.
El PRI nos va a aplaudir porque vamos a salir con un candidato que obtendrá 10% y otro sólo 6% de los votos”, recalca el ex regente capitalino.
Pláticas entre amarillos y azules
La idea de las coaliciones electorales en el PRD se planteó en 2009.
La Comisión Política de este partido decidió, por unanimidad, impulsar una “alianza ciudadana para sacar a Guerrero del ostracismo”.
Ahí comenzó el diálogo entre perredistas y panistas, recuerda Ortega.
“Platiqué con César Nava (dirigente nacional del PAN) y le dije que si no hacíamos una gran alianza con sustento ciudadano el riesgo de la regresión hacia el viejo sistema autoritario (el PRI) se convertiría en una realidad”, cuenta el dirigente perredista.
En esa ocasión el PRD perdió la alcaldía de Acapulco porque se negó a impulsar a Luis Walton Aburto, de Convergencia.
Hoy, Ortega lamenta la derrota de su partido en Zacatecas, aunque se muestra satisfecho por los triunfos conjuntos en Oaxaca, Sinaloa y Puebla.
Camacho Solís coincide: la idea de aliarse con el PAN nació después de los fracasos electorales del PRD en Acapulco y en el Estado de México, así como en las diputaciones federales y en las de la Ciudad de México y las delegaciones.
“El PRD estaba en la lona.
Entonces empezaron las pláticas con Nava”, dice el ex coordinador para el diálogo en Chiapas por el levantamiento zapatista de 1994.
Por esas fechas, los medios publicaban encuestas cuyos resultados indicaban que el PRI era invencible y que Peña Nieto sería el próximo presidente.
Además, los líderes de opinión propalaban esa versión, por lo que los representantes del PAN y del PRD se propusieron frenar las aspiraciones de los priístas.
Los panistas se convencieron de que las alianzas eran necesarias porque también ellos perdieron bastiones importantes en las elecciones de 2009, relata Camacho Solís.
Mientras eso ocurría, la intención del voto a favor del PRI iba en ascenso.
–¿En todo este proceso se reunieron con Calderón? –se le pregunta a Camacho Solís.
–No, nunca.
Sólo con César Nava.
A comienzos de enero pasado me entrevisté con él y empezamos a ver que la opción de aliarse era viable.
Y aunque insiste que no tuvo ningún trato con el presidente, sus visitas a Los Pinos no pasaron inadvertidas para la clase política.
Lo que sí reconoce Camacho Solís es que durante el proceso habló con empresarios, asesores y encuestólogos para que convencieran al presidente de que las alianzas eran útiles: “Hice mi trabajo político; no fui a una reunión para que me balconearan”.
“Cuando hago cosas que ponen en riesgo la seriedad de un asunto político no lo ando divulgando, pero no tengo nada qué ocultar.
Algunos creen que platiqué con Calderón pero no lo hice.
Estoy dispuesto a encontrarme con él si ello redunda en un beneficio para el país”, insiste.
Los frutos
Al hablar de las alianzas en Durango y Sinaloa, Jesús Ortega relataque en ambas entidades se organizaron incluso movimientos ciudadanos.
Recuerda incluso que fue el petista Gonzalo Yáñez el que puso en contacto a Camacho Solís con el candidato a gobernador de Durango, José Rosas Aispuro, y con Mario López Valdez, de Sinaloa.
Ortega considera que la diversidad ideológica de los abanderados de la alianza que ganaron las gubernaturas no será obstáculo para que gobiernen sus entidades.
Todos se comprometieron a cumplir con un programa de cinco puntos depositado en el IFE: seguridad, desarrollo económico, respeto a los derechos políticos, avance democrático y combate a la pobreza.
Con esto queda claro que más allá de las diferencias ideológicas “estamos de acuerdo en lo básico”, destaca el perredista: “además, tendremos gobiernos donde se respetará nuestra lucha” en temas como el aborto, el matrimonio entre homosexuales o la defensa de los movimientos sociales, dice.
–¿Se trataba de ganar por ganar? –insiste la reportera.
–No.
El objetivo era acabar con los cacicazgos priístas en esos estados y ser competitivos para la elección presidencial en 2012.
Parecía que ya estaba tendido un tapete rojo de Toluca a Los Pinos, y sólo restaba entregarle a alguien la llave de la residencia presidencial.
Los resultados que se obtuvieron crean condiciones para una competencia plural y diversa con una izquierda recuperada, vigente y que sea una verdadera alternativa de gobierno.
Camacho Solís precisa: “En este momento no estamos forzados a conciliar los principios de cada partido para realizar las tareas de gobierno.
No tenemos por qué entrar en esa discusión si coincidimos en que valió la pena luchar por la democracia; estamos defendiendo ese principio.
Otro asunto es si estamos de acuerdo o no con el proyecto económico y social de la derecha.
No lo estamos; yo no, por ejemplo”.
–¿Qué papel jugó Andrés Manuel López Obrador en estas alianzas? –se le pregunta a Ortega.
–Ninguno.
Si el PAN y el PRD no se hubieran aliado, la derecha y la izquierda iban rumbo al desastre.
Hubiéramos reproducido lo que vivimos en 2009 y todo mundo diría: “El PRI ya ganó la Presidencia”.
Pero hoy (a la luz de los resultados de los comicios del domingo 4 la gente dice: “Habrá competencia en 2012”.
De ese tamaño es la victoria.
Y aunque López Obrador y Cuauhtémoc Cárdenas criticaron las alianzas y los priístas sostienen que el PRD se puso de rodillas ante el gobierno de Calderón, Camacho Solís asegura que en realidad son los priístas los que desde 2006 se postraron ante Calderón.
Ellos, sostiene, se volvieron más derechosos que el propio PAN.
“Yo creo que Ulises Ruiz es más de derecha que Santiago Creel, por ejemplo.
El primero –puntualiza– está dispuesto a reprimir”.
“El gobierno federal y el PRI han tomado las decisiones de manera conjunta.
El PRI no ha sido oposición y ha participado en una especie de cogobierno, aunque no existe esa figura”.
Y aunque considera que el PAN no ha sabido gobernar en los 10 años que lleva en Los Pinos, Camacho Solís destaca que las alianzas con ese partido deben aprovecharse para fortalecer la democracia.
Camacho Solís se explaya: “Pensemos que para gobernar el país debemos formar coaliciones muy amplias, porque aun ganando la Presidencia no tendremos mayoría absoluta en el Congreso.
Por ello, tendremos que negociar con la derecha o con el PRI para lograr grandes cambios”.
“Se trata de un asunto político.
La confrontación no es con la izquierda, sino con quien puede ganar en 2012; en este caso, el PRI.
Si en vez de analizar cómo podemos ganarle al PRI nos dedicamos a profundizar las divisiones de la izquierda, ya sabemos que el resultado será el triunfo del PRI”.
“El reto que tenemos no es la alianza con el PAN.
La logramos.
Fue útil.
Valdrá la pena considerarla para el Estado de México.
El punto es la alianza con la izquierda.
Por eso, ahora viene el reto mayor: ver si tenemos la humildad, la disciplina personal, la capacidad organizativa, la lucidez intelectual y la responsabilidad política para construir un proyecto que pueda hacer el cambio del que hemos hablado en México y ese cambio debe ser hacia la izquierda”.
En su opinión, la democracia en México se consolidará hasta que la izquierda gane la Presidencia.
–¿No cree que con esto la izquierda se pinta de azul?
–¡Ay, por favor! ¡Para nada! La izquierda estaba a punto de perder hasta sus registros en algunos estados.
Comparemos lo que tenía la izquierda en Puebla con lo que va a tener ahora.
Lo que tenía en Oaxaca, en Sinaloa.
En todo el país salimos ganando.
Asegura que en las elecciones del domingo 4 de julio no ganó el PAN porque perdió Tlaxcala, Aguascalientes y Baja California.
El triunfo lo obtuvo una coalición diferente.
“Estamos ganando espacios para el país, no para un partido”.
–¿Tampoco ganó la izquierda?
–¡Pues claro que no! No podía ganar.
Porque, reconoce, después de 2009 la izquierda “estaba en la lona”, pero con estas alianzas no se desdibujó del mapa electoral, aunque advierte: “Es claro que si la izquierda se divide, va a desaparecer”.